miércoles, 7 de octubre de 2009
Aquel día fuimos a un precioso río. Quisiste navegarlo conmigo, ¿recuerdas? Me tomaste la mano, guiándome a un bote varado en las orillas. Había dos remos, así que yo tomé uno y tú el otro.
Nuestro viaje comenzó turbulento… Algunas corrientes nos desviaron del camino y por un momento quisimos devolvernos. Pero el alboroto terminó y logramos continuar tranquilamente.
Y entonces pasó: soltaste el remo. Supongo que la tranquilidad te hizo pensar que no tenías porqué remar. O quizás te aburriste del sosiego.
Traté de remar sola… ¡Me esforcé! Pero el bote no hizo más que girar en un mismo sitio. Me dijiste que pronto retomarías el remo, pero no lo hiciste y el bote siguió dando vueltas…
¿Quieres seguir el viaje y quizás, llegar a la otra orilla algún día? Si quieres, tienes que ayudarme… porque no puedo sola. Y si quieres, créeme, aún tengo ganas de continuar el curso contigo.
Etiquetas: Cuento, Pensamientos
aun que quiza prefiero las piraguas, o los rios..
me recuerdas a una cancion que escuchaba cuando era joven"
..dónde está mi lugar
no soy como los demás,
yo sé pensar
estoy sólo y tengo miedo...
saludos
¡Saludos!