domingo, 26 de julio de 2009

Hoy en día, la comunidad científica enfrenta un importante desafío: informar correcta y satisfactoriamente a la población general. Su principal obstáculo es la dificultad para expresarse de manera entendible por un público común, que no posee conocimientos sobre el tema. Así, la tarea de comunicar es relegada a los periodistas quienes sí logran hacerlo, al menos en apariencia. Por una parte, el lenguaje que manejan es mucho más accesible, pero por otra, la gran mayoría apenas domina conceptos básicos de ciencias. Por eso, al facilitar la noticia a la gente, esta recibe una versión completamente trastocada de la original.

En efecto, los periodistas reciben una formación que poco o nada les enseña sobre ciencias. Sus mallas curriculares incluyen áreas dedicadas al espectáculo y al deporte[1]; rubros económicamente rentables. Ello se ve reflejado en la proporción que tales áreas reciben en los periódicos: mientras existen varias páginas y hasta suplementos dedicados al deporte y/o la farándula, la sección de ciencias no cubre más de una plana.

Sin embargo, las noticias científicas no sólo se transforman por falta de conocimientos: también algunos inescrupulosos científicos lo hacen para hacer del tema algo llamativo. Tal es el caso de David Attenborough, creador de numerosos documentales para la BBC, quien manifestó sobre el descubrimiento del Darwinius masillae: “Si Darwin estuviera vivo, estaría emocionado. Esta es la octava maravilla del mundo [...] Esta pequeña criatura va a enseñarnos nuestra conexión con el resto de los mamíferos [...] Ese nexo que decían que estaba perdido ya no lo está” (Vidal, 16). Este comentario, entre otros de Attenborough, ha sido fuertemente criticado por los paleontólogos más prestigiosos del mundo. Según ellos, el hallazgo del fósil no representa un cambio tan radical, ni mucho menos la prueba de nuestra conexión con los mamíferos (“Darwinius…”).

La incapacidad demostrada por la comunidad científica para informar por sí misma al público en general crea otros problemas, además de la mera desinformación. Quizás el más conocido sea el actual debate entre creacionistas y evolucionistas. El creacionismo plantea como falsa la evolución utilizando argumentos que se basan en un claro desconocimiento de avances científicos. Suele respaldar sus teorías en las dudas que Darwin tuvo en 1859 y casi nunca en textos actuales (Borlone). Esta creencia es muy influyente en personas con base deficiente en ciencias. Como en Estados Unidos, donde luego de impedirse enseñar la evolución en muchos colegios públicos (Riccardi) hubo un aumento de creacionistas en el país (Sánchez). La manipulación de noticias como la del Darwinius masillae no hace más que mantener a estas personas en su postura, perpetuando no sólo debate de ciencias, sino también un serio conflicto social. Ejemplo de esto último es el hecho de que a los creacionistas no se los esté admitiendo en empleos del mundo académico universitario, aludiendo a su inválida teoría (Brooks).

La mala comunicación entre los científicos y el público se hace evidente en momentos de crisis. Prueba de ello fue el caso de España, en el que el mal de las vacas locas se expandió y provocó un grave riesgo sanitario a causa de la ignorancia de la gente acerca prevención (López). O también la llegada al país de la influenza humana, que ocasionó una verdadera paranoia masiva: colegios fueron cerrados sin necesidad y muchos compraron mascarillas pese a que la enfermedad es menos riesgosa que otras comunes. E incluso puede mencionarse lo sucedido en las cercanías del volcán Chaitén: los científicos no pudieron convencer a los habitantes del riesgo que dicha zona representaba.

Ciertamente, la comunidad científica debe encargarse de entregar información de su rubro para evitar la manipulación y los malos entendidos. Asimismo, debe buscar los medios y las formas para lograrlo, pues algo está fallando con los mecanismos usados hasta ahora. Presentar proyectos al gobierno para introducir las ciencias al colegio, pero de una manera práctica y menos tediosa, es una alternativa viable. También es importante generar un interés que se prolongue más allá de lo escolar. Si esto no cambia y prevalecen los inconvenientes, se fomentará una sociedad sumergida en la ignorancia de las ciencias y, por lo tanto, de aquello que sucede en su entorno natural.

Bibliografía

Borlone, Patricio. “El creacionismo, una ideología que no cautiva”. El Observatodo 11 septiembre 2008. 23 junio 2009 < http://www.elobservatodo.cl/admin/render/noticia/11632>

Brooks, Will. “El creacionismo y el mundo académico: ¿son compatibles?”. Apologetics Press 8 julio 2009 < http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/3819>

“Darwinius: cómo enmendar un hallazgo paleontológico” Paleofreak 20 mayo 2009. 23 junio 2009 <http://paleofreak.blogalia.com/historias/63141>

“David Attenborough” Wikipedia 23 junio 2009 <http://es.wikipedia.org/wiki/David_Attenborough>

López, Fernando. “Ciencia y medios: la necesidad de comunicar bien ante la alarma social”. Infouniversidades 7 mayo 2009. 23 junio 2009 <http://19.imagebam.com/dl.php?ID=36687388&sec=603cbd555aef737cecea341c5027a1f>

Riccardi, Nicholas. “Estados Unidos: fallo a favor de quienes cuestionan a Darwin”. Clarín 10 noviembre 2005. 23 junio 2009 < http://www.clarin.com/diario/2005/11/10/sociedad/s-03201.htm>

Sánchez, María. “El creacionismo gana terreno”. BBC mundo 11 febrero 2009. 7 julio 2009 <http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/2009/darwin_200/newsid_7878000/7878938.stm>

Vidal, Luis. “Encuentran posible eslabón entre el ser humano y los animales”. Las últimas noticias 20 mayo 2009: 16.


[1] Cinco mallas curriculares revisadas:
http://www.uahurtado.cl/facultades/mallas/periodismo.PDF
http://www.puc.cl/dara/carreras/MALLAS/arte_csoc/m_periodismo07.html
http://www.periodismo.uchile.cl/documentos/malla-periodismo.pdf
http://www.unab.cl/carreras/mallas/periodismo.pdf
http://creal.upla.cl/humanidades/carreras/periodismo/mallaperiodismo.pdf

;;