sábado, 31 de octubre de 2009

...

El silencio de tu mirada me estremece, me aterra... ¿Son esos ojitos sinceros? ¿Es tu mirada honesta? Siento que nunca conocí a nadie cuya mirada dijera tanto y tan poco al mismo tiempo... Tal vez no me entiendas, tal vez... estas palabras no signifiquen nada para ti... pero te observo, amor mío, te observo y aún así no puedo saber que dirás a continuación, no puedo saber si estás triste o feliz, no puedo... Lo único que sé al mirarte es que algo sucede y tengo tanto miedo de que lo que digas a continuación sean palabras de arrepentimiento... palabras de amor por otra persona... Y tengo tanto miedo de no poder hacerte feliz. Tanto, tanto, tanto miedo de no ser buena para ti, de arruinarlo todo. Y las lágrimas que se escapan de mis ojos son completamente sinceras, talvez tan sinceras como pocas veces en mi vida lo han sido.
Hay momentos en que deseo tu cuerpo. A eso le llaman lujuria... Sin embargo, hay otros momentos en lo que realmente deseo es tu alma. Conocerte por completo, ¡¡saber todo de ti!! Cada gusto, cada anécdota, cada pequeño detalle... ¿cómo le llaman a esto? ¿Será también un pecado capital? Talvez esta idea te haga sonreír.
Desde acá, al otro lado de la ciudad, veo tu sonrisa... O al menos la imagino. Esa sonrisa que anhelo provocar día tras día...

2 Comments:

  1. Alex said...
    Hermosa entrada, la mejor que has publicado. Con respecto a "¿cómo le llaman a esto?", creo que le llaman "amor".
    Alberto said...
    Llevo más de tres años sin amar a alguna mujer: la pregunta que seguramente Alex responde con acierto la dejaré pasar. Pero sí recuerdo un verso de Borges: "por el amor, que nos permite ver a los otros como los ve la divinidad"; si yo tuviera que definir el amor desde alguna de sus virtudes, escogería sin duda ésa: que te faculta para ver al ser amado como ha de verlo Dios. Aquí hay que preguntarse, pues, por Su mirada: ¿cómo Él ve? No tengo más que estos versos de Ibn 'Arabí, místico sufí del siglo XII y también un precedente árabe de san Juan de la Cruz, para responder:

    Cuando mi Amado aparece ante mí
    ¿con cuál ojo debo verlo?
    con Su ojo, no con el mío
    para no verlo sino a Él.

    Creo, Pandora, que cualquier interpretación que de esas líneas hagas podría ayudarte. Pero, si no, también podemos discutir alguna.

Post a Comment